Nos regimos por estándares de calidad establecidos por el sexo opuesto, en algunos casos por el mismo pero estos estándares se ven reflejados en la televisión, cine, spot de marcas comerciales, en fin un sin número de ejemplos que nos idealizan frente a esta extraña raza proveniente de otro planeta pero que a la vez tanto nos gusta y nos atrae, las mujeres.
Amarrados a un destino que nos mantiene en la cuerda floja, inmersos en un mundo el cual tenemos que parecer a lo que el estándar de calidad nos dicta, haciendo deporte casi pareciendo reales espartanos modernos.
Pero esto debe llegar a su fin, no es el envase del que uno se enamora si no de lo que va por dentro, suena a eslogan de cerveza pero es la verdad, me niego a dejar de ser un parrillero feliz y contento, me rebelo ante sus márgenes de utilidad y sus prototipos idealizados de belleza.
Pues he decidido que uno vive para ser feliz para sentirse bien con lo que uno hace, siente y come.
Pues este es un escrito para sacar los grilletes que nos esclavizan lejos de nuestra felicidad y nos ponen de rodillas dóciles ante un estado que solo quiere obtener ganancias de todo, hasta del amor.
No olvidéis que el ser feliz no se construye de la opinión de los otros y de lo que piensen o digan de uno, si no que se construye de lo que uno siente y como se ve.
Mejor morir en pie, que vivir toda una vida de rodillas.